lunes, 19 de noviembre de 2007

Agua y amor! Dundurundundún/ la música que respiro

Aquí se entremete un fotógrafo cardinal.

Y les dice de esta manera.

-Bueno comencemos por determinar algunos puntos a favor:

1.- No hay paga de ningún tipo a los reclutadores de mentes.
2.- Los cálculos renales serán expuestos al final de la jornada.
3.- Los asistentes a la caminata disfrutarán de asesoría alimenticia.
4.- La ventaja sobre cualquier pronóstico fatalista estará en penúltimo lugar de la tabla general.

Ahora aclaremos esta clase de jerga –indica el fotógrafo- tomen nota:

1.- ¿Qué se entiende por Reclutadores de mentes?
R= Son aquellos badulaques que intentan anunciar en todos los posibles lados la empresa que se lleva acabo en la parte mórbida de todo cerebro proporcionalmente sugestivo. Por ejemplo:

Raúl tiene cierto documento al cual no puede acceder porque su cabeza no le da espacio suficiente para romper los sellos que resguardan el acceso al paraje anegado. Llama a Alberto. Alberto busca un fontanero. El fontanero busca una respuesta. Juntos se lanzan a jugar tenis y a mirar cualquier serie animada japonesa durante un período no muy largo del crecimiento del cabello de Juan. Juan es el que tiene la curiosidad grosera de explicar el porqué el documento no puede abrirse. Juan invoca a los fontaneros informáticos que suelen chutar enormes pedazos de mierda en la esquina de su calle. Les dice que le ayuden a sacar de una cabeza encharcada un documento. Ellos sacan una bujía –tienen todas las respuestas ahí dentro-. Se la enchufan en el culo y esperan. Un foco rojo anuncia una réplica, “quizá sea una salida” piensa Víctor al pasar enfrente del foco.

¿Entienden? El reclutamiento mental es un proceso tácito por consiguiente no hay dinero a cambio.

Así que no traten de darme una pose que ustedes designen “abstracta” y después –ya tomada la foto e impresa en un libro de arte de una prestigiada editorial- intenten arremeter contra mí cobrándome regalías. Fuckers!

(Fragmento del libro “Fogazo” de Salinas y Rocha)